6 jun 2010

alucinar

La línea del horizonte se borra. Su rectitud comienza a ondular, como una serpiente que vuelve a nacer tras una eternidad de quietud; luego la línea, la serpiente, pierde su nitidez. Se disemina, tiñendo el cielo con la tierra; finalmente ya no hay como diferenciar uno de otro. Por que el otro ya no es otro, por que se tiñe de uno, y uno ya no es uno, por que se tiñe del otro.
La realidad y la fantasía, como el cielo y la tierra, se mezclan. En mi corazón esta composición como un brebaje burbujea y en mi mente lo que llamamos alguna vez horizonte se convierte en un espiral hipnótico, que gira sobre si mismo, mientras enloquezco.
Enloquezco por vos. Por que no se si eres real o fantasía, vigilia o sueño, verdad o mentira. Pero he descubierto, tras interrogar al silencio, que eres: Eres mi fantasía real cuando sueño despierto.

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