6 jun 2010

alucinar

La línea del horizonte se borra. Su rectitud comienza a ondular, como una serpiente que vuelve a nacer tras una eternidad de quietud; luego la línea, la serpiente, pierde su nitidez. Se disemina, tiñendo el cielo con la tierra; finalmente ya no hay como diferenciar uno de otro. Por que el otro ya no es otro, por que se tiñe de uno, y uno ya no es uno, por que se tiñe del otro.
La realidad y la fantasía, como el cielo y la tierra, se mezclan. En mi corazón esta composición como un brebaje burbujea y en mi mente lo que llamamos alguna vez horizonte se convierte en un espiral hipnótico, que gira sobre si mismo, mientras enloquezco.
Enloquezco por vos. Por que no se si eres real o fantasía, vigilia o sueño, verdad o mentira. Pero he descubierto, tras interrogar al silencio, que eres: Eres mi fantasía real cuando sueño despierto.

Sol

¿Qué manos sutilísimas dibujaron tu sonrisa?
¿Cuáles son los pigmentos de tu encanto?
Busco atrapar en vano los destellos del cielo.
Intento contener en mis ojos
Las ofrendas que centelleas.
Yo vi el sol
En la noche
Y nadie me creyó,
Pero eso no importa.
Ya no temo.
Hundo mi rostro en el aguacero del tiempo.
Me arrojo todo, de cuerpo entero.
Mi carne y mis huesos
se perderán en las profundidades de la tierra.
Pero mi alma ascenderá,
Navegará en las mareas
Hacia el cielo.
Girara, como hoy, flotando, en torno tuyo.
Y la energía primordial,
La de tu pecho,
Me atraerá
Y en el seno del astro
Me contendrás.
Tu fuego eterno esta más allá
De lo que nosotros
Míseros mortales
Llamamos bien y mal.
Tu fuego eterno depura
Lo impuro
Ilumina lo oscuro
Y me regocija de luz.
Sonrisa.
¿Que seria de mi
si no me iluminas?